Juan Pablo II hizo su último viaje hacia el Padre. Dos de abril de 2.005, 21´37 h. pm. Q.E.P.D.
Mi querido amigo Karol:
Déjame que te llame Karol con el mayor respeto del mundo. Porque Karol es el hombre que durante toda su vida sufrió lo indecible. Karol es el hombre que fue obrero, deportista, actor, perseguido por un régimen intolerante y opresivo. Karol es el hombre que toda su vida, mediante sus obras, ha sido una constante oración. Karol es el hombre que dedicó toda su existencia al servicio de Dios. Karol es el hombre humano y cercano que un día fue designado el sucesor de Pedro para regir nuestros destinos como Juan Pablo II y Karol cambió el rumbo de la historia mundial.
Hoy siento la necesidad de dirigirte esta carta porque tengo la certeza de que ahora va a llegarte, tengo la seguridad de que ahora vas a leerla y tengo la plena convicción de que ahora me vas a contestar. Creo y sé que cuando alguien duerme el Sueño Eterno y pasa de la vida a la Vida para encontrarse con el Padre, desde allí alcanza la capacidad suficiente para llegar hasta el alma de cualquier ser humano aunque esté en el lugar más recóndito de la tierra, por eso sé que mis sentimientos van a llegarte.
Desde que aquella mañana abrí los ojos y escuché que habías iniciado tu último y definitivo viaje no he dejado de acompañarte ni un solo momento desde el silencio de mi soledad y mi espíritu ha estado en aquella habitación desde donde has volado hacia el Padre. No he rezado, eso seguro que no te gusta. No he podido rezar porque durante ese tiempo de silencio he estado meditando mucho y muy profundamente contigo ¿no es eso rezar también?
Querido Karol, hoy necesito pedirte desde lo más profundo de mi alma que por favor le hables a Dios para que ilumine a esas personas que tienen que decidir quien será tu sucesor. La Iglesia y el mundo más que nunca necesita a un pastor que, como tú, siga poniendo las cosas en su sitio.
Soy católica y creyente pero te confieso que desde hace algún tiempo mi fe se tambalea. Posiblemente esa fe no es tan sólida como yo creía o, tal vez, mi sensibilidad no me permite soportar tanta injusticia y tanta hipocresía. Estoy muy confundida pero no he perdido la Esperanza o la he recuperado gracias a ti.
Volverémos a hablar porque tú eres un auténtico remanso de Paz para el alma y necesito contarte mis inquietudes.
Muchas gracias, Karol, amigo, y un abrazo muy fuerte.
María José
En Badajoz a 7 de abril de 2.005
